La ética de nuestros días (ya no es la que era antes)

Recuerdo que en “la primaria” en México —lo que en España llaman “el cole”— llevaba la materia de Ética y Moral, una asignatura que en su momento me parecía aburrida y sosa... pero que hoy considero más necesaria que nunca.
Una persona sin ética es una persona sin escrúpulos.

Y la ética, precisamente, es lo que hace que una sociedad sea más justa.


Pero me pregunto:

¿La ética se aprende en las aulas escolares… o se mama desde la cuna, de la teta de tu madre?

Vivimos una época de cambios. Todo cambia: la tecnología, las leyes, la manera de trabajar, incluso la forma en que las personas se relacionan. Pero hay algo que, curiosamente, ha cambiado demasiado: la ética.

Parece que la ética se ha convertido en una pieza de museo, algo que se menciona en los discursos institucionales, pero que ya no se practica.

1. Cuando la ética se va por el desagüe del Banco y la Seguridad Social

Te despiertas una mañana y descubres que Banco Sabadell —ese mismo al que confías tu salario, tus ahorros, tu vida cotidiana— te ha embargado el total de tu cuenta, la llamada “cuenta nómina” en la que recibiste tu paga del mes, justo el día anterior.

Así, sin previo aviso, te embarga todo sin preguntar si podrás comer o pagar el alquiler. Embargo que ha ordenado la TGSS, Seguridad Social, por no haber pagado 3 cuotas de autónomo en 2024, de los meses que facturaba para comer solamente.

Pasaron casi dos meses y después de reclamar, demostrar y esperar, te devuelven tu dinero… con cuatro miserables euros “de intereses”. ¡Cuatro!. Ni una disculpa, ni una llamada, ni una nota institucional.

Y mientras tanto, tú sobreviviste como pudiste. ¿Dónde está la ética de las instituciones que manejan nuestro dinero?

2. La empresa “ética” que se inventa un ERE

Luego está la otra cara del cinismo: las empresas. Una empresa donde trabajas llamada Adglow puede inventarse un ERE (Expediente de Regulación de Empleo), poner a toda su plantilla a temblar, y si tú decides marcharte para buscar un poco de estabilidad, te dejan sin pagar tus nóminas ni tu finiquito.

Acudes a Fogasa con la esperanza de recuperar algo, y te informan de que la empresa ni siquiera está en concurso de acreedores. Es decir, te mintieron.

Y ahora, para cobrar lo que ya trabajaste, tienes que iniciar una conciliación, y si no pagan, ir a juicio.
Trabajaste, entregaste, cumpliste… y ahora tienes que convertirte en abogado de ti mismo. ¿Dónde está la ética de las empresas? ¿Y la ética de las instituciones que protegen a las empresas y nos desamparan a los trabajadores?

3. La ética del “nuevo comienzo” que acaba en despido

Decides volver a Teleperformance, una empresa donde ya habías trabajado y te fuiste voluntariamente, tras aceptar una propuesta en otra compañía que acabó despidiéndote “por no superar el período de prueba” (¡de seis meses!). Ahora te ofrecen un salario inferior al que tenías cuando te fuiste hace dos años. ¡Una devaluación laboral!


Aun así, aceptas el nuevo puesto porque necesitas estabilidad, porque crees que al menos aquí estarás a salvo.

Pero una semana después tienes que ausentarte medio día para ir a dos citas importantes:

  1. Una para tramitar un certificado de vulnerabilidad que sirve para intentar frenar tu futuro juicio de desahucio¹

  2. La otra para acudir a la oficina gubernamental que se encarga de pagar las nóminas de los empleados cuando una empresa no puede hacerlo —siguiendo las instrucciones de tu anterior empleador, que te aseguró que ahí te pagarían lo que se te debía—.

Le escribes al coordinador y a los formadores del onboarding training, dejando constancia por escrito de que vas a tal institución, en tal dirección, con cita confirmada a tal hora. Todo documentado, todo transparente.

Pero vuelves al trabajo a tu formación y recibes una invitación de la coordinadora, que no tiene tiempo para hablar contigo, pero te dice que el lunes a primera hora lo harán. Nunca te menciona que en esa reunión estarán presentes Recursos Humanos y que te despedirán por “no superar el período de prueba”.

¿De verdad eso es ética? El estrés se acumula. La angustia te supera.

Antes de que pase cualquier cosa, te vas al CAP (médico de cabecera) a que te atiendan una crisis de nervios, y la doctora lo ve enseguida: ansiedad. Te da una baja laboral por estrés.


Aun así, la empresa —esa misma que presume de cuidar el bienestar de sus empleados— te despide mientras estás de baja, te envía la nómina y un finiquito, pero incluyen un “bonus” (que habías reclamado el día que te citaron con Recursos Humanos), un bono de productividad de hace dos años, el mismo que te negó en su día una manager que no quiso aprobarlo, pese a las pruebas de que te lo habías ganado.

¿Culpa? ¿Remordimiento? ¿O simple incoherencia administrativa?

¹ El desahucio es en mi contra. Casualmente, mientras revisaba si tenía alguna notificación del juzgado, encontré la dura realidad: mi casero había iniciado un juicio de desahucio por una deuda del año pasado, cuando aún trabajaba como autónomo y apenas facturaba lo suficiente para comer. De eso ya hablé en otros posts anteriores.

4. La ética institucional que brilla por su ausencia

No podrás cobrar el paro porque tu baja fue voluntaria y te fuiste a otra empresa. Para que el “paro” sea efectivo, tienen que pasar 90 días de trabajo.

¿Y la ética para defender a los afectados?

Si te preguntabas por las citas a las que fui, ¿arreglé algo?


Objetivo: Tramitar mi certificado de vulnerabilidad y cobrar mis nóminas vencidas.

Pero si creías haber visto todo, pues no… ¡Se vienen curvas! Viene lo inimaginable:

  1. Tienes una cita en una oficina pública de los Servicios Sociales, que te dieron hace cuatro semanas por teléfono.
    Cuando por fin llega el día, te presentas puntual, con todos tus documentos en mano, pensando que al menos esta vez algo saldrá bien. ¡Pero no!
    Te encuentras con la escena más absurda: la oficina está en obras. Obreros, andamios, polvo y ruido. Nadie sabe nada.


    Preguntas, llamas, te confirman que tu cita no existe en el sistema, no estás citado allí. La administración que exige puntualidad, papeles y precisión ni siquiera puede gestionar una cita correctamente.

    Te dan cita en una oficina al otro lado de la ciudad, donde no te corresponde, y además no te incluyen en el listado de las citas de ese día. A llamar de nuevo, explicar todo otra vez, y esperar que te den una nueva cita, ahora sí, cerca de tu casa.


    Sí, es la misma institución que me embargó la cuenta en agosto. ¿De verdad esta gente sabe lo que es la ética?

    Me encantaría encararme con Elma Saiz, la Ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones del gabinete de Pedro Sánchez, y que me ayudara a encontrar soluciones a estos problemas dignos de un país de tercer mundo.

  2. La segunda cita fue en Fogasa, la dependencia del gobierno encargada de pagar las nóminas e indemnizaciones a los empleados cuando una empresa no puede hacerlo.

    Allí me confirman que no pueden ayudarme porque aún no se ha iniciado el proceso del concurso de acreedores de la empresa que me debe dinero. Vamos… que ni la solicitud ha metido la empresa, esa misma que ahora resulta haber mentido para no pagar.

    Y tú, que ya vienes con meses de estrés, vulnerabilidad y ansiedad, te ves atrapado en un laberinto burocrático sin salida. La Seguridad Social no te permite acceder a tus derechos mientras no haya una sentencia.

    Todo en nombre de un sistema que presume de garantizar la justicia social. Pero en la práctica, la ética institucional brilla por su ausencia.

    Extiendo mi invitación a Yolanda Díaz, Ministra de Trabajo y Economía Social, para hablar de estas infracciones por las que estoy pasando, y que estoy seguro afectan a muchos españoles más, que no tienen un blog para desahogarse.

    Ministra: si quiere ser presidenta de España, demuestre que hay ética en las instituciones que lidera, y sancione a las empresas que violan nuestros derechos.

5. ¿Qué nos queda?

Nada de esto es anecdótico. Es un reflejo. El reflejo de una sociedad que ha perdido el sentido de la justicia y del respeto.

  • Las instituciones que deberían protegernos nos hunden.

  • Las empresas que presumen de “valores” nos exprimen.

  • Y el ciudadano común —el que trabaja, paga impuestos y trata de hacer las cosas bien— se queda en medio, sin defensa, sin voz y sin ética ajena que lo ampare.


La sociedad se desmorona. Los ricos son más ricos, los pobres más pobres, y los que éramos clase media ya sentimos el vértigo de la pobreza. Nos queda sobrevivir.


Pero incluso en medio de esta tormenta,

¡No me pienso callar!

Porque hablar, escribir, denunciar y compartir es la única forma de resistir a esta maquinaria que nos aplasta. Porque la ética no debería ser una utopía ni un recuerdo de otra época. La ética debería ser el punto de partida.


Hoy en día, la UNESCO, junto con las grandes tecnológicas —Microsoft, Telefónica y otros gigantes de la tecnología, además de representantes de las naciones—, debaten la ética de la inteligencia artificial.


¿Pero se han dado cuenta de la ironía? Quieren que la IA tenga ética, cuando ellos mismos demuestran lo contrario.


Que vuelvan Sócrates, Platón y Aristóteles, para darnos una repasada de lo que es la ética:

“La ética es la diferencia entre hacer aquello a lo que tienes derecho y hacer lo que es derecho.”

¿La ética cambió? Confirmo que sí.


Lo veo cada día, y más aún cuando después de publicar unas imágenes en mi cuenta personal de Instagram, para condenar el genocidio en Gaza, por parte de Israel, algunos de mis contactos me criticaron por publicar imágenes en protesta contra el genocidio en Gaza.

  1. Una excompañera de trabajo, madre y judía; me confrontó y me dió unfollow ¿y tu ética de matar a niños palestinos? Ella que es madre, ¿no empatiza con las madres palestinas? Gracias por el unfollow, yo te he bloqueado.

  2. Un amantuco bielorruso, residente en España, para quien es más “ético” mirar vídeos de ejecuciones de judíos a manos de unos matones, queriendome convencer que eran palestinos …¿esa es la ética que enseñan en los países prorrusos? Contenido reportado por violencia, unfollow y bloqueo… ¡adiós!

  3. Un excompañero de trabajo de una tecnológica, muy brillante de mente pero vacío del alma, intentando adoctrinarme: “si criticas a Israel, apoyas a Hamás”, Yo no apoyo a Hamás, condeno que maten a niños palestinos, judíos, latinos, no importa la raza, religión u origen… un genocidio es lo que está pasando en Gaza. ¿o tu ética no lo considera genocidio?… Por payaso engreído y ridículo, unfollow y bloqueo…

¡No! La ética no es tomar partido. La ética es reconocer la vida humana como sagrada, sin importar el origen, la bandera o la religión.

La ética cambió porque la empatía se perdió.

Hoy se defiende lo que conviene, no lo que es justo. Y muchos confunden moral con ideología y humanidad con propaganda.

Antes la ética se enseñaba para formar conciencia; ahora se usa para justificar atrocidades.

Por eso: SÍ, la ética cambió. Y lo que estamos viviendo es su versión más triste y desfigurada.

Marco Aguirre Cobos

Soy un profesional en marketing digital, paid media y estrategia de crecimiento (hacking growth), con experiencia en start-ups, agencias creativas y empresas tecnológicas. He liderado campañas en Meta Ads (Facebook e Instagram), Google Ads, programmatic, y plataformas de contenido; optimizando ROAS, CPA y LTV mediante automatización y análisis de datos. Tengo amplia experiencia en SEO, SEM, analítica avanzada y desarrollo web, impulsando la adquisición y conversión de usuarios. He trabajado en expansión de mercados (EMEA, APAC, LATAM y Norteamérica), optimización de productos digitales y cierre de acuerdos comerciales, combinando visión estratégica y ejecución táctica para lograr crecimiento sostenible.

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